Sólo me queda esperar que el instante mágico que quizás venga el siguiente día o incluso la siguiente semana.
A veces también ocurre que súbitamente siento que me miras, pero cuando volteo para acudir al encuentro de tu invitación, tú has comenzado a girar tu vista hacia otro objetivo.
En otras, he querido verte todo el día, pero cuando pasas cerca mío, vas a una velocidad tal que sólo hay tiempo para un resbaladizo hola y chao, y desapareces hasta un nuevo día o ina semana próxima.